El Director Ejecutivo de AERIS Costa Rica Rafael Mencía, la Ministra de Desarrollo Humano e Inclusión Social y Presidenta Ejecutiva del IMAS María Fullmen Salazar, y el Presidente de la República Carlos Alvarado Quesada, inauguraron el nuevo espacio comercial. Las tiendas duty-free que administra el IMAS son las únicas libres de impuestos en los aeropuertos internacionales.

Después de una ampliación de casi 300% de superficie, la mañana de este lunes 16 de julio, reinició operaciones la tienda duty-free N°13 que administra el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), ubicada en el área de llegadas internacionales del Aeropuerto Juan Santamaría. Es decir, por donde ingresan todos los turistas nacionales e internacionales que nos visitan.

La tienda pasó de 100m² a 475m², distribuidos en 330m² donde se pueden adquirir las mejores y originales marcas libres de impuestos y 145m² de pasillo, prometiendo mejorar la experiencia de compras de alrededor de miles de turistas al año.

Al participar en este acto, el presidente de la República, Carlos Alvarado, destacó la calidad y la celeridad de los trabajos de remodelación ejecutados en un periodo de cuatro meses. Asimismo, expresó su convencimiento de que contribuirán significativamente para mejorar la atención al visitante, pero, sobre todo, a incrementar los ingresos para los programas de bienestar y ayuda social que impulsa el IMAS.

“Como administradores de la principal terminal aérea del país y promotores de su imagen, estamos seguros de que el atractivo diseño será un símbolo de la calidez costarricense para darle la bienvenida a los cerca de 2,5 millones de pasajeros que nos visitan”, indicó Rafael Mencía, director Ejecutivo de AERIS Costa Rica.

Esta ampliación permitirá mayor espacio de exhibición de los artículos, comodidad en el tránsito de los clientes a través de los pasillos, más agilidad en la prefactura y cobro de los artículos adquiridos, al pasar de dos a cinco cajas.

En el 2017, con la antigua tienda de tan solo 100 metros, se alcanzaron ventas por $11.3 millones; a partir de su inauguración y con un área de mayor proporción, se estima que para el primer año los ingresos generados por ventas lleguen a $17 millones, y que los próximos cinco años, aumenten a $27 millones.

El trabajo de construcción y ampliación de la tienda inició en febrero pasado, en el marco de una contratación directa autorizada por la Contraloría General de la República, adjudicada a la empresa FCV Constructores. La inversión total fue de ¢805 millones y el periodo de ejecución fue de 4 meses.

“Este proyecto responde a una serie de acciones ejecutadas para apuntalar y modernizar las tiendas duty-free que administra el IMAS y que constituyen fuentes generadoras de ingresos propios para la lucha contra la pobreza”, aseguró la Ministra de Desarrollo Humano e Inclusión Social y Presidenta Ejecutiva del IMAS, María Fullmen Salazar.

El IMAS administra ocho tiendas duty-free, seis en el aeropuerto Juan Santamaria (cuatro en el área de salidas internacionales y dos en llegadas al país, incluida la tienda N°13), y otras dos en el aeropuerto de Liberia, únicas libres de impuestos. Además, se dispone de una tienda en el Depósito Libre Comercial de Golfito, local #23.

Durante el 2017 las tiendas duty-free del IMAS tuvieron un crecimiento de 13,65% con respecto al 2016, las ventas superaron los ¢15.678,6 millones, generando utilidades netas de más de ¢2.803,5 millones.

Las ganancias obtenidas se distribuyen en los servicios que ofrece el IMAS para combatir la pobreza en Costa Rica, los cuales buscan promover habilidades, destrezas y liderazgo, fortalecer aspectos como el educativo y la capacitación, el acceso a las tecnologías de información y el emprendimiento en la población atendida para garantizar su derecho a tener calidad de vida e igualdad de oportunidades.

En todas las tiendas “Costa Rica Duty-Free. Do Good Shopping by IMAS”, los clientes pueden adquirir las mejores marcas en licores, perfumería, artículos electrónicos y accesorios de lujo a excelentes precios libres de impuestos; al mismo tiempo que se lleva la satisfacción de colaborar con la protección y promoción de los derechos humanos de las personas en situación de pobreza, lo que resalta la recompensa emocional al comprar por una buena causa.